Vistas de página en total

miércoles, 30 de abril de 2014

2-

Aún recuerdo la primera vez que te vi, de casualidad. Nadie me dijo que a los años acabaríamos así. Tú tan olvidada de todo, y yo tan recordándolo.
Cómo sin darme cuenta, empecé a besarte. Como mi mano subía y se deslizaba suavemente por tu pierna hasta tus perfectos pechos. No me daba cuenta, pero ya estábamos sin ropa. El deseo se apoderaba de mí. El sofá se nos quedaba corto, así que te empotré en la cama como un loco. Como si no quedara nada más, ninguna preocupación o problema. Sólo pensaba en el calor que emanaba tu piel al rozar la mía. Como me erizaba cada vez que me llevabas al orgasmo. Y es que tía, hacía tanto tiempo que no me había sentido tan bien, que también lo había olvidado.

La forma en la que me besabas, creo que podría decir que me dejaba sin aliento, paralizado. Acabé por preguntarme dónde habías estado todo este tiempo.

También me pregunté dónde había quedado toda esa inquietud por conocerme de la primera noche. Hay canciones que no puedo escuchar, me recuerdan a ti. Y me encanta. Aunque a veces acabo odiándolo.

Echo de menos follarte hasta la noche, daba igual el sitio o la forma. Todos y cada uno de tus lunares. De tus piercings. De verte tirada en la cama exhausta al acabar y de mirarte a la cara cuando estás a punto de explotar. De terminarnos los porros hasta la chusta. De mi brazo rodeándote mientras te acurrucas en mi pecho y me acaricias. De despertarme de madrugada y acariciarte. Podías erizarme sólo con el roce de las yemas de tus dedos.
Echo de menos besarte, hacerte el amor, rozarte el alma y llevarte hasta las nubes. Tus labios, el contoneo tu cuerpo y tu risa. La forma en la que desconectaba cuanto estaba contigo, o en la que anonadado me quedaba cuando me hablabas. El verte desnuda y el verte con mi camiseta por casa. 

Creo que mis sábanas aún siguen oliendo a ti. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario