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jueves, 5 de junio de 2014

10-

El brillo de sus ojos al mirarme y sonreír, es algo indescriptible. Ella, con su todo, es sencillamente genial. "Me encanta" comenzó a formar parte de 'nuestra palabra'. 

No hay nada mejor que sus abrazos cuando no es un buen día, que me sonría y me diga que todo irá bien. Pero sobre todo, que lo note hasta cuando no está conmigo. Que me visite y me de los 'buenos días' por las mañana sólo como ella sabe. Esa sonrisa tan suya a mitad de los besos que tanto me incita y me provoca a morder. Sus manos, sus masajes y sus caricias. Nunca dejaría de insistir en sus caricias. Vaivenes de sentimientos y sensaciones sólo con el roce de las yemas de sus dedos. Sus besos por el cuello, sus mordiscos, sus juegos tontos y hasta cuando intenta hacerme rabiar a cosquillas. Y las odio, pero sus carcajadas son inigualables. Sus pequeños detalles y que me entienda sin apenas usar palabras. Su forma de hablar, de mirarme, de expresarse y de rodearme por la espalda. Su cuerpo, cada milímetro de su piel, su vello y sus curvas. Ay sus curvas. En ellas creo tener accidentes cuando me precipito. El contoneo de su cuerpo, sus bailes y su vitalidad. Su juego, su pelo, su respiración exhausta y la forma similar a las montañas cuando su culo en pompa está al acabar encima de mi. 

Me encantan demasiadas cosas de ella que podría estar escribiéndole horas. Pero creo resumirlo en: 
"Me encanta que le encante, y encantarle". 

9-

Más de mil veces me escribo y me digo que cambiaré, que miraré por mi y que tendré como única meta ser feliz. 
Pero todo sigue igual, nada ha cambiado. Aunque sé que debería. 
Esto no es vida.
Sé que atrás quedarán personas, momentos, instantes y recuerdos. Aunque si es así, será porque nunca me pertenecieron. Porque nunca fueron míos. En ocasiones, creo creer que las situaciones me superan. Otras, maldigo el asco que me produce el recordar otras tantas. O eso me digo por querer cambiar aquello y odiarte. Tanto tiempo sin escribir y me cuesta expresar todo lo que pienso. Sé que no lo hago tan bien, pero se necesita. Escribirte, escribirme y recapacitar. Ver las situaciones desde otros puntos de vista. 

Empiezo a hartarme de caminar por el borde del abismo. De estar de bajón y de desear que todo acabe. Desear que acabe conmigo y dejar de sufrir. 
No puedo ser el pilar de todos los que me rodean. De los pocos que lo hacen. Yo también soy inestable. Yo también necesito que me escuchen, que me hagan reír, olvidar. Que me valoren, no más quebraderos de cabeza y sentirme realizada. Que me quieran. No necesito más personas de las que cuento con los dedos de una mano. Valorar más y ser feliz con los pequeños detalles que la vida me brinda. Como su sonrisa. 

A partir de ahora todo va a ser diferente. Se acabó seguir así. 

Última carta suicida.