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jueves, 5 de junio de 2014

9-

Más de mil veces me escribo y me digo que cambiaré, que miraré por mi y que tendré como única meta ser feliz. 
Pero todo sigue igual, nada ha cambiado. Aunque sé que debería. 
Esto no es vida.
Sé que atrás quedarán personas, momentos, instantes y recuerdos. Aunque si es así, será porque nunca me pertenecieron. Porque nunca fueron míos. En ocasiones, creo creer que las situaciones me superan. Otras, maldigo el asco que me produce el recordar otras tantas. O eso me digo por querer cambiar aquello y odiarte. Tanto tiempo sin escribir y me cuesta expresar todo lo que pienso. Sé que no lo hago tan bien, pero se necesita. Escribirte, escribirme y recapacitar. Ver las situaciones desde otros puntos de vista. 

Empiezo a hartarme de caminar por el borde del abismo. De estar de bajón y de desear que todo acabe. Desear que acabe conmigo y dejar de sufrir. 
No puedo ser el pilar de todos los que me rodean. De los pocos que lo hacen. Yo también soy inestable. Yo también necesito que me escuchen, que me hagan reír, olvidar. Que me valoren, no más quebraderos de cabeza y sentirme realizada. Que me quieran. No necesito más personas de las que cuento con los dedos de una mano. Valorar más y ser feliz con los pequeños detalles que la vida me brinda. Como su sonrisa. 

A partir de ahora todo va a ser diferente. Se acabó seguir así. 

Última carta suicida.

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